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El cielo es la esperanza

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El 22 de noviembre de 2024, EncuentroSevilla vivió una de sus noches más profundas. La conferencia “El cielo es la esperanza” nos conectó con algo mucho más grande que la mera realidad cotidiana. En la sala, los asistentes escucharon el testimonio de fe y esperanza de Antonia Acutis, madre de Carlo Acutis, el joven milanés de quince años que murió de una leucemia fulminante el 12 de octubre de 2006. El Papa Francisco, durante la Audiencia General del pasado 21 de noviembre de este año, anunció que, en abril de 2025, la Iglesia celebrará su canonización. “Su vida es un testimonio de cómo vivir con fe y amor, a pesar de las dificultades,” dijo el Papa. Esta proclamación, que dio inicio a la conferencia, fue el preámbulo perfecto para captar el interés de los asistentes.


¿Quién no ha sentido dolor en la existencia? El camino al cielo es lento. Nos urge saber por qué vivir y, sobre todo, por qué esperar. Con estas palabras, la periodista Cristina López Schlichting abrió la conversación. Antonia, con acento italiano, se lanzó a hablar en español. Quería estar cerca del público. “El primer regalo que le di a Carlo fue un juguete de madera con forma de cordero”. Con esta sencilla anécdota Antonia inició su testimonio, mostrando quién fue Carlo desde su infancia. Un joven que rezaba por las almas del purgatorio, entendiendo desde temprano la necesidad de interceder por los demás. Carlo, fue un catequista apasionado. Estaba comprometido con su fe. No solo enseñaba, sino que creó una página web (www.carloacutis.com) sobre los milagros eucarísticos, haciéndolos accesibles al mundo, para dejar evidencia de la presencia real de Cristo.

Así era Carlo, nos contaba Antonia, quien no siempre fue católica practicante. La fe en su vida llegó, sobre todo, gracias a su hijo. “Fue mi maestro”, quien, con sus preguntas sobre Dios, la hizo confrontar su propia ignorancia sobre la fe. “No sabía responder a las preguntas que mi hijo me hacía. Me sentía mal, incompleta” confesó. Cuando el padre de Antonia murió, Carlo le dijo: “He visto al abuelo y está en el purgatorio.” En ese instante, según contaba, Antonia ya no fue la misma. Ante el público, citó a san Pablo, “Cristo, incluso en una multitud de pecados, posee una caridad verdadera que los perdona”, recordando que fue ese signo tan absoluto -la misericordia- la que transformó su vida.

Cuando a Carlo le diagnosticaron leucemia, se asombraba de cómo su hijo vivió la enfermedad con una serenidad inusitada. Pocos días después de su diagnóstico, Carlo partió de este mundo. El joven aceptó su destino con una paz profunda, pero fue un duro golpe para Antonia, por el que, durante los años siguientes, perdió la esperanza. “Todos tenemos que llegar al Gólgota en nuestra vida para ver la luz”, recalcó la madre sobre esa cruz que le tocó vivir. Sin embargo, una noche, Carlo se le apareció en un sueño. “No te preocupes, vas a ser madre de nuevo.” Cuatro años después, nacieron dos hijos gemelos. Antonia vio en ello un regalo, un mensaje de Carlo que le anunciaba, en medio del dolor.

Atonía, concluyó con un testimonio verdadero de su conversión: “La vida es un regalo, aunque pasajero. No es el final del camino.” Gracias a Carlo, ella, se convirtió a la fe católica, una fe que ahora, siente orgullo de transmitir a sus otros hijos. Cristina López Schlichting finalizaba la conferencia con la tragedia reciente en Valencia causada por la DANA, interpelando a Antonia por última vez: ¿Qué diría a esa madre que perdió a su hijo en la riada? Con una serenidad conmovedora, Antonia respondió “La muerte comenzó en el mundo a causa del pecado, pero Dios es fuente de vida, es quien da esperanza a este camino”.

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